La casa de Carlos
Fuera de Lima respiras un aire más humano. Cuando Carlos me llama para invitarme a su casa sonrío feliz en el teléfono, este era un día especial porque era su cumpleaños y había almuerzo, vinos, pisco y amistad, ¡para qué más!
Me gusta visitar esta casa, porque cada flor y cada mueble te cuentan su vida a la primera mirada. Es una casa que no declara brillos empalagosos mas por sus rincones no dejas de encontrar joyitas. Te enamoras de ella fácilmente.
El ojo de sus dueños para recuperar cajones, sillas, mesas, cualquier pieza de cachinas y desvanes es armónico, creativo casi teatral. Es una casa con chamba incluida si, hay que darse un tiempo para cuidarla, invertir paciencia y su cuota de presupuesto.
Es la historia de un amor o de muchos....
El jardín, a pesar de que los mosquitos picotean y joroban, es hermoso.
Nos tomamos un vino, picamos unos chifles y nos reímos, yo aún no se si es verdad que todo es tan bonito aquí, casi me provoca pellizcarme ....
Hay un par de perros engreidísimos pero muy simpáticos. Los libros cientos de ellos en la biblioteca se cuidan como a niños, los Huarangos, son árboles peruanos que rodean la casa, el frescor de su aroma se te mete por los poros.
En casa de Carlos puede uno sentirse siempre a gusto. Enhorabuena.